El análisis con niños en el contexto de crisis
Resumen
Las dificultades que nos plantea la clínica en contextos de crisis son múltiples, en gran medida vinculadas a la claudicación de las condiciones mismas que aseguran la vida subjetiva y la existencia social y cultural. Dichas condiciones afectan al conjunto de la sociedad, adultos y niños y también a los profesionales, haciendo muy difícil la conceptualización del estado general y el específico, y también su instrumentación terapéutica. Se plantea que el estado de abrumamiento proviene tanto del mundo exterior como del pulsional y que corresponde a un estado de desvalimiento, que abarca a un sin número de situaciones clínicas. Lo común a todas ellas es que las alianzas interindividuales fracasan en su función antitóxica o en la producción de una coraza de protección antiestímulos, tanto en el nivel del individuo como en el de los grupos que experimentan la disolución de vínculos identificatorios. Pasa a predominar entonces una defensa radical: la desestimación de los afectos, cuyos matices son reemplazados por estados de sopor, crisis de pánico y estallidos de furia. En estos casos, la meta clínica consiste en despertar y conservar la conciencia ligada al sentir y al percibir, como base para que se desplieguen afectos no desbordantes de la gama de la ternura, y para ello el orientador básico del que dispone el analista es su capacidad de empatía. Del mismo modo es condición para que los profesionales inmersos en situaciones tóxicas salgan de su desvalimiento, contar con el aporte libidinal de sus pares, tanto como con el marco contenedor de la teoría. The difficulties arisen from the clinical work in contexts of crisis are many, and they are generally related to the claudication of conditions that enable the development of a subjective life as well as a social and cultural existence.
Such conditions affect adults, children and professionals and also society as a whole, impeding the conceptualization of both general and specific conditions and thus a proper therapeutic instrumentation. The overw- helming state is considered as arising from both the external and the driving world, and due to the state of abandonment in which most clinical situations are embraced. What they have in common is a failure in either the performance of intersubjective alliances as anti-toxic function, or in the construction of an individual or group barrier to the driving dash when identifying bonds are broken. Thus, a radical defence will prevail: by denying affections, degrees would be replaced by states of lethargic sleep, panic attacks and rage outbursts. In such situations, the clinical goal lies on the activation and preservation of a feeling and perceptive conscience as a base from where controlled tender affections could be displayed. For such achievement, the analyst’s capability of empathy is vital as a basic tool for instrumentation.
Also, in order that professionals involved in toxic situations could escape from abandonment, peer’s driving contribution and a holding theoretical framework are vitally important.