Abstract
El ciclo de bonanza por el que atravesó el mundo en los últimos años, junto a la política de flotación cambiaria administrada del peso, posibilitaron al sector productivo transferir ingresos al factor trabajo, tanto por la vía de la incorporación de trabajadores a la nómina y regularización del personal, como principalmente a través de los ajustes de las remuneraciones. Ahora el escenario cambió y con ello renacieron las preocupaciones sobre cómo atenuar ese costo para no perder competitividad, sin achicar la dotación ni recortar los ingresos de los trabajadores.