Abstract
No parece una sorpresa que los indicadores demográficos del INDEC hayan detectado en el término de apenas seis años una sostenida disminución de la proporción de niños en las familias. Esto acompaña las tendencias de los jóvenes a unirse en pareja y postergar la decisión de procrear que se observa en gran parte del mundo. Ese fenómeno no ha afectado la participación de los cónyuges en el núcleo habitacional. Por el contrario, parece novedoso que aumente la proporción de “otros familiares”. El análisis de IDELAS-UCES indica que eso respondería al avance de la longevidad y a las dificultades de los nuevos adultos para acceder a la vivienda propia o alquilada.