Abstract
Un norte habitual de cualquier política económica y social es lograr un equitativo reparto de la riqueza que se genere cada año. Alcanzar ese objetivo no garantiza que el promedio de los trabajadores aumente su estado de bienestar respecto de cualquier período previo. Eso es lo que se advirtió en el último año y en especial en el primer trimestre 2014, según la serie de datos difundidos por la Dirección Nacional de Cuentas Nacionales del INDEC desde 2004. La recesión y la depreciación de la moneda no afectaron tanto a la desagregación del PBI entre asalariados, empresas y el excedente mixto, como sí a la magnitud del valor agregado por el conjunto de los residentes convertido en moneda extranjera.